Stravagantia by Laura Gallego García

Stravagantia by Laura Gallego García

autor:Laura Gallego García [Gallego García, Laura]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Juvenil, Fantástico
editor: ePubLibre
publicado: 2022-10-20T00:00:00+00:00


—Allí lo encontrarás, en efecto. Pero ya no te pertenece. Nunca logrará escapar.

Virginia inspiró hondo. Aunque Berk le había repetido aquello mismo desde el principio, ella siempre le había respondido que, al menos, debía intentarlo. Ahora que acababa de verlo con sus propios ojos, que sabía con certeza dónde buscarlo, tenía todavía menos motivos para echarse atrás.

—Primero tengo que llegar hasta él. Después ya se verá —respondió, sosteniendo la mirada de la Señora de las Mareas.

Ella la observó un momento, sin mostrar la menor emoción. La cascada de agua que era su cabello fluía lentamente desde su cabeza, enmarcando su rostro, y formaba remolinos de espuma sobre sus hombros.

—Podrás surcar mis dominios, pues —dijo por fin—, si pagas el peaje.

Otra vez aquel peaje. Virginia seguía sin saber en qué consistía, porque las respuestas del capitán Ruti no le habían aclarado nada.

—Por supuesto —respondió, sin embargo—. ¿Qué tengo que hacer?

—Me entregarás un fragmento de tu pasado o un fragmento de tu futuro. Un recuerdo o un deseo.

Virginia reprimió una carcajada escéptica. Imaginaba que la bruja del mar conocería algún modo de borrar selectivamente la memoria, y que se refería a eso cuando hablaba de «entregar un recuerdo». Pero ¿cómo se desprendía uno de un deseo?

—Me temo que no estoy… familiarizada con el procedimiento —murmuró, insegura.

La Señora de las Mareas sonrió por primera vez.

—No te preocupes. Yo te guiaré.

Le tomó las manos para volver a introducirlas en el agua, pero Virginia la detuvo.

—¡Un momento! ¿Qué es lo que voy a perder? ¿Un deseo o un recuerdo?

—Eso depende de ti.

Virginia reflexionó. Aún no estaba segura de que la bruja del mar fuese capaz de hacer lo que le estaba proponiendo, pero en el caso de que sí pudiera, ¿cuál de las dos cosas podía permitirse perder?

—Un deseo —respondió por fin.

Al fin y al cabo, los deseos iban y venían en función de las circunstancias, y si perdía uno, siempre podría desear otras cosas diferentes. Por otro lado, quería mantener su memoria intacta.

—Así sea —asintió la semidiosa—. Pagarás un deseo a cambio de navegar por mar del Infortunio hasta la isla Primigenia.

Justo antes de que la semidiosa volviese a sumergir las manos de Virginia en el balde, a ella se le ocurrió que quizá fuese a arrebatarle su deseo de encontrar a Eric.

—¡Un momento…! —exclamó, pero era demasiado tarde.

Sus manos se hundieron en el agua con un ligero chapoteo. De pronto, una oleada de líquido surgió del barreño para cubrirla por completo, desde las manos hasta los dedos de los pies. Ella lanzó una exclamación de alarma y trató de liberarse, pero la Señora de las Mareas no la soltó.

Justo cuando pensaba que no podría aguantar más la respiración, el agua se retiró de su piel tan rápidamente como había llegado. Pero no regresó al interior del balde, sino que fue absorbida por la ropa y el cabello de la bruja del mar. El barreño, en cambio, estaba ahora completamente vacío. Hasta los peces y los corales habían desaparecido.

Virginia parpadeó con desconcierto. La semidiosa la soltó por fin y ella retrocedió, temblando.



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